Un estudiante de primer año de la Escuela Técnica N° 2 de Bernal, conocida como “El Chaparral”, se encuentra internado desde el domingo en el Hospital de Quilmes, tras sufrir una violenta agresión por parte de un compañero. El ataque, ocurrido el pasado lunes 14 de octubre, dejó al joven con un coágulo de sangre en la cabeza y la pérdida de audición en un oído. 

La madre del alumno, Julia, relató que su hijo no había revelado quiénes fueron los responsables de la agresión. El martes, tras asistir nuevamente a la escuela a pesar de los golpes, el joven se descompensó. "Lo fueron a buscar y en el viaje se desvanecía", explicó Julia. En el Dispensario le hicieron una radiografía que mostró la gravedad de las lesiones, aunque Julia decidió no presentar una denuncia policial por miedo a que empeorara el acoso que su hijo ya venía sufriendo.

A pesar de no formalizar una denuncia, la madre junto a otros padres se manifestaron el martes frente a la escuela, ubicada en Espora y Cramer. Durante la protesta, varios denunciaron que sus hijos también han sido víctimas de violencia escolar, especialmente en el horario del comedor.

"La Dirección del colegio nos dijo que solo hay dos preceptores para todos los alumnos que almuerzan", señaló Nurya, otra madre presente en la protesta.

El descontento entre los padres va más allá de la agresión reciente. Según Nurya, la Jefatura de Inspección no estaba al tanto del caso, y la directora de la escuela afirmó haberse enterado de la internación del alumno apenas el día anterior. "¿Si sabían que faltaba hace 20 días, por qué no llamaron a la familia?", cuestionó Nurya, quien además mencionó que su propio hijo tampoco asiste a clases desde hace dos semanas sin que nadie se haya comunicado con ella.

Julia también reveló que no era la primera vez que su hijo sufría agresiones dentro del colegio. "En marzo o abril descubrí que tenía moretones en la espalda y el brazo. Fui a la escuela, me atendieron bien e hicimos un acta, pero los golpes no pararon", lamentó. La madre relató cómo su hijo volvía a la escuela tras mejorar de cada golpiza, pero esta vez las secuelas han sido más graves. "El jueves lo llevé al hospital por un dolor en la oreja. El sábado empeoró y a la madrugada le sangró el oído. El domingo lo internaron porque no recordaba nada, como si hubiera perdido la memoria".

Los padres exigen respuestas concretas de las autoridades y mayores medidas de control para garantizar la seguridad de los estudiantes.