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25-09-2014

"Ciber móvil en Quilmes: Aprender para conectar y crear"


Un gran micro equipado en su interior con ocho computadoras y un gazebo blanco en la plaza de la estación de Quilmes, indican que el equipo de El ciber sale a la calle está preparado.



La idea es compartir un rato junto a chicos y chicas en situación de vulnerabilidad que transitan esa zona, y proveerles juegos de mesa y conocimientos de computación.



El proyecto fue pensado por la Asociación Civil Amanecer quienes, desde hacen más de veinte años, instrumentan programas cuya impronta es trabajar con el arte como herramienta de reparación de daños e inclusión.



Esta Asociación tiene una vasta experiencia en trabajo territorial -en barrios de Avellaneda, Lanús, Morón y en algunas provincias como Santiago de Estero, Tucumán y Neuquén, entre otras-.



Fueron convocados por la Secretaría de Desarrollo Social de Quilmes para poner en marcha esta propuesta que se desarrolla desde el mes de julio, todos los miércoles, tanto en la plaza de la estación, como en la Ribera de Quilmes.



Se trata de brindarles a los chicos y chicas que se acercan la posibilidad de jugar y aprender programas de arte, diseño, animación y edición. Así, utilizan las computadoras con los operadores y juegan al ta-te-ti o al memotest y exploran programas como el Corel draw o el Movie maker.



Cada miércoles el micro se localiza en dos sitios determinados. De 13:30 a 15:30 horas está en la Ribera de Quilmes y luego, de 16 a 19 se ubica en la plaza de la estación, lugar de encuentro de chicos y chicas que transitan y están en la calle. En ese marco, hay dos instancias que ayudan a convocarlos.



El ciber sale a la calle funciona como un dispositivo recreativo de inclusión social. Aprenden a usar las herramientas de los programas de computación y conocen diferentes elementos, como la cámara de fotos, o la video cámara.



A través de este proyecto se trabaja, además, la pertenencia al barrio, algo así como un rescate del marco geográfico en el que se mueven. Por eso se utiliza la cámara de fotos, para que puedan fotografiar lo que les llama la atención, para que puedan crear, expresarse, y luego editar aquello que fotografían o filman.



En el espacio de la plaza, por ejemplo crean sus propias historias y cuentan lo que quieren. En la Ribera toman fotos del club El Pejerrey, de los caballos, los carros, las flores autóctonas, el río y de ellos mismos. Luego, a partir de esas fotos comienzan a trabajar con programas de animación y de diseño. Así se acercan a los paisajes que representan al barrio. “Que puedan manipular una cámara de fotos, tomar sus propias fotografías, elegir qué fotos sacar, los posiciona de otra manera, les da una identidad y una confianza en sí mismos”, señaló Marianela Rago, licenciada en Psicología, especialista en trabajo comunitario, y encargada de este programa social.