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22-09-2014

23/9: Día Mundial Contra la Trata de Personas


El Día Mundial contra la Trata de Personas tiene el objetivo alertar sobre este crimen y mostrar solidaridad con las víctimas.



El 23 de septiembre es el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. Esta fecha fue elegida en la Conferencia Mundial de Coalición contra el Tráfico de Mujeres en 1999 en Daca, Bangladesh, y recuerda la promulgación de la primera ley que permitió castigar los casos de prostitución y corrupción de menores de edad. Con el objetivo de concientizar a las personas sobre esta problemática. Los casos más comunes del tráfico, que provoca en las víctimas la pérdida de la libertad, y muchas veces, la propia vida, están vinculados a la explotación sexual, casamientos serviles, varias formas de trabajo esclavo y forzado, mendicación, abuso de todos los tipos y remoción de órganos.



Como Departamento contra la Trata de Personas y Delitos Conexos del Obispado de Quilmes, nuestro compromiso es concientizarlas para que tengan conocimiento del asunto y puedan efectuar la denuncia.



Por otro lado, hablar de derechos humanos para una comunidad de fe, es hablar del mismo misterio y gloria de Dios revelados en el ser humano, creado a su imagen y semejanza. La fuente última de los derechos humanos, en efecto, no se encuentra en la voluntad de los seres humanos, de los poderes públicos o del Estado, sino en las mujeres y hombres mismos y en Dios su Creador.



No es ajeno, por tanto, al servicio al Evangelio y al mismo trabajo pastoral anunciar continuamente el fundamento cristiano de los derechos de LA MUJER Y EL HOMBRE y denunciar cualquier violación a estos derechos.



«La Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe, aporta su experiencia de dos mil años y conserva siempre en la memoria las vidas y los sufrimientos de los seres humanos» (Evangelii Gaudium, 238). Evidentemente que «la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares, pero junto con las diversas fuerzas sociales, acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común. Al hacerlo, siempre propone con claridad los valores fundamentales de la existencia humana, para transmitir convicciones que luego pueden traducirse en acciones políticas» (EG, 241).



Por eso, el seguimiento de Jesús propone:

Libertad de ataduras que nos impidan movernos y seguir fielmente a Jesús. Lo contrario es el inmovilismo. Lo importante es movernos para estar siempre cerca de Jesús en las distintas situaciones de la vida.

Disponibilidad. La segunda característica de este seguimiento es la disponibilidad para lo que Jesús nos pida para ser fieles en su seguimiento para la construcción del Reino. Su seguimiento es como una aventura, un compromiso sin condiciones.

Compromiso Fiel. Este encuentro y amistad con Jesús no es algo intimista, sino que se traduce en un compromiso fiel, así como Jesús se comprometió fielmente y radicalmente hasta dar la vida.

Audacia. Este compromiso de seguir a Jesús fielmente se caracteriza por la audacia para asumir los riesgos y la Cruz que implica el ser fieles a Jesús y a su causa y nos pide superar los miedos y jugarnos por las causas justas.

Liberación. El seguimiento de Jesús va en la línea de la liberación integral con que Jesús se presenta en la sinagoga de Nazaret y lo vive con plenitud cada día de su vida y hasta su muerte. Se trata de una liberación personal, comunitaria y social para lograr una vida digna como Dios quiere para sus hijas e hijos. Y esta liberación como nos dice Jesús es en especial de los que están oprimidos, excluidos, esclavizados, marginados.

Alegría. Todo este seguimiento y compromiso no se puede vivir con amargura, sino con la alegría de seguir a Jesús y vivir con él el sueño y la Utopía del Reino de Dios sintiendo a Dios como nuestro Padre Querido y Misericordioso que quiere una vida digna para todos nosotros, y sintiendo a Jesús como nuestro hermano, nuestro amigo y nuestro camino. Y todo esto vivido en Comunidad.

Actuar. ¿En qué tenemos que cambiar? ¿En qué aspectos de nuestra vida y caminar, Dios nos pide una conversión de modo que debemos reaccionar y actuar ante las injusticias y luchar para desterrarlas; y así trabajar en la Construcción del Reino.



La trata de personas es una de las peores violaciones a los derechos humanos. Es la esclavitud de los tiempos modernos. Cada año, miles de personas, principalmente mujeres y niños, son explotadas por criminales y obligadas a trabajos forzosos y al comercio sexual. Nuestro país no está exento, ya sea como origen, tránsito o destino.

 



Con convicciones y ayuda del Señor sumémonos a la lucha en contra de la Trata de Personas para desterrarla para siempre