19-11-2023

La Misa de la Esperanza se realizó con un llamado a la acción solidaria

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La Diócesis de Quilmes llevó a cabo el sábado la XXVIII Misa de la Esperanza en el Cruce Varela, coincidiendo con la VII Jornada Mundial de los Pobres, instaurada por el Papa Francisco en 2017.
La ceremonia fue presidida por el Padre Obispo Carlos José Tissera, acompañado del Obispo Auxiliar Eduardo Redondo, del Obispo emérito Juan Carlos Romanín sdb, así como de sacerdotes y diáconos.
La celebración, que contó con una masiva concurrencia de fieles provenientes de distintas regiones, tuvo entre sus asistentes destacados líderes locales como Juan José Mussi, intendente de Berazategui, Andrés Watson, intendente de Florencio Varela, y Carlos Cúster, ex embajador argentino en la Santa Sede. También estuvo presente el pastor Arturo Blatezky de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, quien llevó consigo el poncho heredado del primer obispo de Quilmes.
En su homilía, Monseñor Tissera resaltó las palabras del Papa Francisco sobre la necesidad de abordar las causas estructurales de la pobreza, haciendo hincapié en la importancia de resolver los problemas de los menos afortunados y de crear condiciones equitativas en la sociedad. El Obispo de Quilmes recordó que la esperanza, en palabras del Pontífice, libera del miedo, el aislamiento y el egoísmo, instando a los presentes a iluminar la noche del dolor con amor y solidaridad.
Tissera también expresó su agradecimiento por la próxima beatificación del Cardenal Eduardo Francisco Pironio, destacado pastor de la Iglesia argentina. Recordó el vínculo con el obispo coadjutor Gerardo Farrell y exhortó a rezar por el momento actual del país, enfatizando que son "mujeres y hombres de esperanza".
Antes de la celebración, los diferentes departamentos, movimientos y grupos de la diócesis participaron en la Expo-Feria del camino sinodal, compartiendo la riqueza de sus carismas y contribuyendo a fortalecer la comunidad en su compromiso solidario.
En este contexto, Monseñor Tissera concluyó su mensaje recordando las enseñanzas del Siervo de Dios Novak, subrayando que la esperanza perdura gracias a la dedicación de padres de familia, servidores sociales, voluntarios, docentes, y la presencia de funcionarios y profesionales honestos en la sociedad.
La celebración se erigió así como un llamado a la acción solidaria y la construcción de una nueva humanidad basada en el amor y la dignidad de cada persona.