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21-09-2011

Las barritas de cereales no son tan saludables


Un análisis sorpresivo realizado por expertos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial demostró serias falencias en buena parte de los 28 productos analizados de 10 distintas marcas.



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Casi la mitad mostraron tener grasas trans que aumentan el colesterol, y un porcentaje similar no cumple con los debidos requisitos microbiológicos, es decir, poseen bacterias que pueden causar enfermedades.



Además, salvo en un caso, no coincidió lo declarado en la etiqueta con lo que realmente tienen, incluso con la habitual tolerancia de más/menos el 20% (por tratarse de un producto sujeto a variabilidades en su composición). Por si fuera poco, tienen entre el 30 y el 70% menos de proteínas que las que deberían.



En doce casos, las bacterias encontradas en los ensayos del INTI fueron aerobios mesófilos; en dos casos, Bacillus ceurus y en uno, exceso de hongos y levaduras; todos microorganismos que puede producir toxinas y daños en algunos organismos humanos.



No obstante, no hubo casos de las también peligrosas Escherichia coli y Salmonella. En uno de los intercambios con las empresas productoras de las barritas, el INTI señala que el Bacillus ceurus es un microorganismo patógeno y “teniendo en cuenta que este alimento puede ser consumido por personas de distintas edades se convierte en un alimentos riesgoso para algunas de ellas”.



Respecto de la legibilidad de las etiquetas con información al consumidor, el informe se queja de problemas en calidad de impresión, cuerpo tipográfico, organización y ubicación de la información. Sin embargo, rescata que la muestra de Cereal mix yoghurt frutilla es la única con valores coincidentes entre lo que declara su envoltorio y su contenido observado en el laboratorio.



Antes de la publicación oficial, las empresas productoras recibieron una copia del estudio e hicieron sus descargos.



Un par de ellas (Grandiet y General Mills Argentina) pidieron que su nombre no fuera publicado, y la misma General Mills recurrió a una argumentación de tipo leguleya contra las habituales realizadas por ingenieros y técnicos en alimentos; en tanto que dos (la misma Grandiet y Bagley) informaron que están en proceso de modificar su planta de producción para evitar deficiencias higiénicas.